El sueño es un proceso fisiológico, natural y necesario para la vida. Aún cuando no ponemos a nuestro sueño como prioridad y hacemos lo imposible por mantenernos despiertos, tomando café, tomando estimulantes, o con fuerza de voluntad, inevitablemente, tarde o temprano, el sueño se impone y no podemos resistir dormirnos. Se ha encontrado que después de una deprivación de sueño aguda, por ejemplo, estar despierto más de 24 horas, nuestro cerebro cae en microsueños, o periodos diminutos en que nuestro cerebro se duerme. Aunque no lo percibamos, estos microsueños pueden llevarnos a cometer accidentes, los cuales pueden ser catastróficos si estamos conduciendo o realizando actividades complejas.
Hoy en día se considera no ético realizar estudios de deprivación de sueño en humanos y en animales ya que se conocen los efectos tan graves que esto puede ocasionar e incluso se considera tortura. Estos efectos se conocen por medio de estudios realizados hace muchos años, cuando no existían estrictas regulaciones para estudios científicos con animales, y por medio de estudios de observación en humanos.
En cuanto a la deprivación de sueño total aguda, es decir, impedir etapas de sueño en lo absoluto, se tienen algunos estudios. En 1989 los investigadores Everson, Bergmann y Rechtschaffen sometieron a 10 ratas a deprivación total de sueño. Después de 11 a 32 días, todas las ratas se murieron o fueron sacrificadas ante muerte inminente. Sorprendentemente, no se encontró causa anatómica de muerte, las ratas perdieron peso a pesar de haber incrementado su ingesta de alimentos, al parecer, estos roedores murieron de agotamiento.
En cuanto a humanos, el récord mundial de deprivación de sueño total lo tiene un estudiante californiano de 17 años llamado Randy Gardner. En 1946, se sometió por voluntad propia al experimento para un proyecto de ciencias. ¡Gardner logró mantenerse despierto durante 11 días y 25 minutos! A los pocos días de haber comenzado, el investigador de la Universidad de Stanford, William Dement, conocido por sus descubrimientos de la Narcolepsia, escuchó la noticia en el radio, y empacó sus maletas inmediatamente para unirse al estudio. William Dement y el médico militar John Ross fueron los responsables de monitorear la salud del estudiante y registrar los sucesos durante este experimento.
Durante estos días de deprivación total de sueño, se observaron cambios críticos cognitivos y conductuales en Randy Gardner. Estos incluyeron cambios bruscos de humor, problemas para concentrarse y memoria de corto plazo, al poco tiempo incluso tuvo episodios de paranoia y halucinaciones. En una ocasión en el onceavo día de deprivación, se encontraba operaciones matemáticas, restando 7 repetídamente comenzando con el 100. ¡Al llegar al número 65 se detuvo porque no recordaba lo que estaba haciendo! Al terminar los 11 días, Gardner durmió por 14 horas y 40 minutos, al día siguiente durmió 10 horas, y al poco tiempo se recuperó totalmente, aunque parece ser que hoy en día sufre de insomnio severo desde hace varios años.
Sin embargo, recientemente, en el 2012, una noticia impactó al mundo. Un hombre chino de 26 años sin ninguna enfermedad crónica murió tras 11 días de mantenerse despierto viendo un maratón de fútbol. No es sorprendente, que una de las técnicas de tortura más eficientes utilizada a lo largo de la historia radica en la deprivación de sueño total, causando afectación grave de nuestros procesos mentales.
Se sabe que los cambios negativos comienzan pronto. A las 24 horas de mantenerse despierto se eleva el nivel de la hormona del estrés, el cortisol. Esta hormona eleva la presión arterial y la frecuencia cardiaca, además de alterar el metabolismo del cuerpo. Después de 1 o 2 días, el cuerpo disminuye su habilidad de metabolizar la glucosa eficientemente y además, nuestro sistema inmunológico se debilita y la temperatura corporal disminuye. Poniéndonos en gran riesgo de contraer enfermedades metabólicas e infecciosas.
Aunque no exista información detallada sobre qué sucede al mantenernos despiertos por largas jornadas, una cosa sí se sabe: someterse a deprivación total causa la muerte. Moraleja de la historia, asegúrate de obtener 7 a 9 horas de sueño al día, 8 a 10 horas para adolescentes y 10 a 11 horas para niños. Si un día en específico sabes que no obtendrás suficiente sueño nocturno, ya sea por trabajo o por una fiesta, deja tiempo para tomar una siesta antes y en cuanto termine tu evento, busca un lugar oscuro donde puedas dormir suficiente tiempo sin interrupción.
Dra. Lucía Guerrero